Afortunadamente, nosotros seguimos muy bien. Para nosotros la vida aquí es perfecta, estamos felices y rodeados de multitud de cosas que nos llenan de alegría. No nos glorifiquéis por vivir aquí, porque vivir como vivimos no tiene ningún mérito, o por las aportaciones de nuestro trabajo, porque no es más que un granito de arena que dejaremos en Laï y que cuando todo esto acabe, nadie lo recordará. Lo que no os podéis imaginar, es todo lo que nos aporta esta experiencia, cada mirada, cada saludo, cada gesto. Es mucho más de lo que nosotros podemos aportarles. Aquí nadie cambiará su vida por nuestra presencia, somos nosotros los que cambiamos nuestras vidas, nuestra forma de pensar, de poder ver la realidad que nos ocultaban, de poder abrir los ojos y mirar más allá de lo que nos han dicho que miremos.
Aquí, las ideas que uno tenía se desmoronan, las discusiones políticas que teníamos pierden todo el sentido, las noticias de allí ya no son noticias, y mucho menos cuando sólo escuchamos o leemos lo que queremos. Cómo podemos preocuparnos de los problemas de los bancos, de los nacionalismos, de los enfrentamientos continuos entre partidos políticos, por una ley, por el dinero, por el consumo... mientras millones de personas mueren cada día porque no tienen nada que llevarse a la boca, donde hay falta de medicamentos por culpa del mercado de las farmacéuticas, donde hay educación y sanidad sólo para unos pocos.
Cómo puede haber distintas ideas políticas que día a día condicionan nuestros comportamientos, y que los problemas que hay al otro lado del Estrecho donde hay un continente que muchos lo dan por perdido, no nos cree ninguna inquietud por nada de lo que pasa allí. Cómo podemos confiar en los políticos que no pagan el 0,7% que prometieron, mientras que ayudan a los bancos a salir adelante por errores catastróficos que han cometido. Como podemos confiar en el sistema, si no intenta, o mejor dicho, no les interesa acabar con problemas tan básicos como el hambre, la sanidad y la educación de millones de personas, ya que sería un obstáculo para el crecimiento económico.
A menudo se dice que no hay medios, más aun con la famosa crisis, que es difícil y caro, sin embargo si los hay para, por ejemplo, el comercio. Entre los pocos productos que hay en las tiendas cercanas al mercado “tradicional”, y a las que una minoría afortunada puede acceder, como nosotros los nassara,  podemos encontrar mermelada francesa, margarina holandesa, pintura de Arabia Saudí, café de la India, papel higiénico de EE.UU...Y hablando de americanos, también tienen medios para implantar un sistema de extracción de petróleo al sur del Chad, completamente automatizado, con un oleoducto que cruza Camerún hasta llegar al mar, aeropuerto propio, luz, hospital... Situado en una de las ciudades más pobre, Doba, que no puede aprovecharse del sistema eléctrico que cruza sobre sus cabezas, ni beneficiarse del dinero obtenido del negocio petrolífero. Negocio con unas buenas condiciones para unos y no tan buenas para otros, se paga independientemente de lo extraído, y lo poco que se obtiene a duras penas es repartido. Todo ello en un proyecto financiado por el Banco Mundial, que después de ponerlo en marcha decidió salirse del mismo, al considerar que no ayudaba realmente al desarrollo. (hay un documental muy bueno, en francés, “Tchad: main basse sur l´or noir”) Todo ello sin mencionar las consecuencias medioambientales que conlleva (también podéis encontrar videos en youtube con testimonios, escribiendo “Camerún oleoducto Chad”) En fin.Bueno, aparte de discursos y parrafadas (entenderlo, de vez en cuando necesitamos desahogarnos), nuestra vida sigue su transcurso normal, bueno o casi porque ayer nos llego el paquete de nuestras familias, una caja enorme de 75x45 cm, que esperábamos con gran nerviosismo Gracias a Dube, el chofer de la Belac, lo pudimos traer a casa en coche porque era imposible traerlo en la moto. Ya eran más de las 9,30 de la noche, y aunque teníamos algo de hambre, no nos pudimos resistir y lo abrimos. Fue como la noche de reyes, estábamos como locos, gritando cada vez que veíamos algo, “¡jamón!, ¡embutido!, ¡nocilla!, ¡salsas!, ¡un mp3 con nuestras series preferidas!..., gracias a todos los familiares que han hecho posible que nos llegara, a nosotros y a Carlos, todos eso manjares que con tanto cariño habéis preparado, embalado... GRACIAS. Os tenemos que confesar que tuvimos una sensación extraña cuando ibamos abriendo el paquete,la alegría de recibirlo y la tristeza de sentirnos unos privilegiados dentro de toda la miseria que nos rodea.
Este fin de semana vinieron a devolvernos la visita los cooperantes de Pala, y también Marie Cecile, otra chica francesa que acaba de terminar medicina y ha estado seis meses trabajando en el hospital de N´djamena. Con ella hemos podido hablar de las condiciones sanitarias aquí, de la diferencia de medios entre la capital y las ciudades más urbanas, de la gravedad del problema del sida y del paludismo, con casos verdaderamente trágicos.
También seguimos haciendo reformas en casa, arreglando el jardín, preparando un huerto...todo en realidad para los futuros cooperantes que habitarán la casa, entre ellos nuestro amigo Javi, experto contable, que posiblemente nos sustituya a partir de septiembre.
Y por supuesto continúa el trabajo en la CECI, cada día más rápido y mejor, seguimos escribiendo informes, ideas, dando forma a lo de los microcréditos, verificando depósitos…ya sabéis.
Por último nos gustaría hacer referencia a las personas que en sus mensajes nos piden más información sobre temas concretos, podéis enviarnos un correo electrónico a manuelgraciasantos@gmail.com o mariuruizgalvez@gmail.com, os contestaremos encantados a todo lo que queráis saber.
Un abrazo muy fuerte a todos.