lunes, 27 de abril de 2009

Viaje a Donomanga

Hacía tiempo que os teníamos en ascuas y sois más de uno los que nos habéis escrito pidiendo crónica. Los motivos del retraso son varios, sobretodo que el trabajo está alcanzando su punto álgido y que el tiempo vuela de manera sobrenatural, ver el calendario nos produce mareos. Por eso hemos escrito bastante esta vez, había mucho que contar. No seáis perezosos y llegad al final, os aseguramos que merece la pena. Un abrazo muy fuerte a todos y, de nuevo, gracias por vuestro apoyo y seguimiento.

Hacía tiempo que queríamos conocer Donomanga, y aunque no está muy lejos, aún no se había dado la oportunidad. Como teníamos 5 días de vacaciones, decidimos que era el momento de pasarlos junto Bety y Juanita, dos hermanas mexicanas de las que sólo podemos decir maravillas, son dos personas fundamentales para nosotros aquí, que transmiten una alegría y un cariño muy grande, que te enseñan muchas cosas y que desde el primer momento sabes que nunca te podrás olvidar de ellas.

Como la carretera es un poco complicada para ir en moto, y más ahora que han comenzado las lluvias, Bety se ofreció para llevarnos en coche junto a los profesores de la escuela que venía de un curso de formación que se había impartido en Laï los días anteriores. El coche lleno de gente, tres en la parte de delante, tres atrás y unas 4 personas en la bañera del pick-up. El camino no se nos hizo largo, a medida que nos íbamos acercando a Donomanga el paisaje iba siendo más frondoso, verde y salvaje.

En el trayecto nos encontramos varios coches cargados de personas que venían de diferentes lugares que iban también a Donomanga, el motivo es que había muerto uno de los jefes Gulays, etnia mayoritaria en esa zona, y también se celebraba el aniversario de la muerte de su padre. Las familias dominantes tienen mucho poder, son jefes de la etnia y, en este caso, descendientes directos del rey Gulay que sometió hace no muchos años a varias etnias vecinas, extendiendo su poder a lo largo grandes terrenos.

Donomanga, que significa “fuerza del desierto”, es una pequeña ciudad aislada del resto de “grandes” como Laï, Doba o Sarh. Esta zona está habitada por tres etnias los Gulay, los Gabri y los Ndam, aunque los primeros han sometido históricamente a los otros. Es una zona menos desarrollada que Laï, por ejemplo, más agrícola, con mayor peso de las tradiciones, dónde vimos aquella vez los rituales de iniciación. En el mercado hay muy pocos productos, prácticamente nada, y los mercados son siempre buenos indicadores del nivel de desarrollo de una zona, al menos desde el punto de vista comercial.

La llegada a la casa, donde viven Bety y Juanita junto con María y Chali, también mexicanas, fue muy acogedora. Nada más entrar, viene a recibirte Modu, un antílope que acogieron cuando era una cría y que está domesticado. Nos habían preparado una habitación como si fuera un hotel, unas tortitas con frijoles y unos tacos exquisitos para darnos la bienvenida. La verdad es que nos hicieron sentirnos como en nuestra propia casa. Esa misma noche, las hermanas enfermeras del hospital de Donomanga, también nos habían preparado una pequeña fiesta en su casa con música latina, comida variada, postres, unas cuantas cervecitas... La colonia hispana estaba al completo. Al día siguiente, cuando nos despertamos, la dulce voz de Bety nos llamó para desayunar; “¡buenos días corazones!, aquí tenéis unas tortitas para desayunar, pan recién hecho, café, mermelada casera..”. ¡un auténtico desayuno!.

El plan de la mañana era ir con Juanita a una de sus reuniones en una pequeña aldea llamada Kimre, pero antes de empezar a prepararnos para salir, escuchamos un griterío que provenía del cementerio (se nos había olvidado decir que Bety y Juanita viven al lado del cementerio). Era la ceremonia del sacrificio, que iban a hacer en las tumbas de los jefes gulays que habían muerto, una día de recuerdo de las personas que ya fallecidas, se limpian las tumbas, se ponen flores, fotos…algo parecido a lo que se suele celebrar en otros países, pero con la peculiaridad de que se sacrifican animales, normalmente pollos, y se esparce su sangre alrededor de las tumbas para espantar a los malos espíritus. Además no se hace de modo multitudinario sino a nivel individual, un año después de la muerte de la persona, y dura unos tres días, durante los cuales, familiares, amigos y vecinos pasan juntos muchas horas con comida, bebida y bailes. Cuando alguien muere también se ofrecen sacrificios para descubrir quién lo mató ya que la muerte no es todavía concebida como un fenómeno natural, siempre se busca un culpable, lo se presta muchas veces para vengarse de alguien. Si no se puede explicar la muerte por motivos médicos, la mayoría de las veces porque éstos son limitados, se dice que ha muerto por brujería, caso en el que la asistencia a la ceremonia fúnebre es obligatoria si no deseas ser acusado.

Salimos corriendo al jardín, una gran multitud, el difunto ya hemos dicho que era alguien importante, llegaba al cementerio entre cantos y bailes liderados por los “brujos” vestidos con unas máscaras y unos trajes de paja. Ellos se encargaban de llevar a las personas hacía las tumbas al ritmo de la música del tam-tam, de palmadas y de los gritos de las mujeres más conocidos como “yuyuyu”. Un autentico espectáculo chadiano que nunca podremos olvidar.

En Kimre tuvimos un verdadero contacto directo con la gente, estuvimos un buen rato observando sus reuniones, viendo su comportamiento natural, jugando con los niños…Llegó la hora de comer, salieron las buls, los hombres a un lado, las mujeres a otro y los niños sentados mirando de reojo. Preguntamos a Bety por qué no comían los niños y nos explicó algo que un principio nos costó comprender, pero que pudimos entender dentro la “ley de la supervivencia”. Primero comen los adultos, que han trabajado con un esfuerzo físico importante y necesitan reponer fuerzas, después, si sobra comida, los niños que a menudo se quedan sin nada que comer en todo el día. La comida es escasa, no llega para que coman todos y, aunque lo hagan, nunca se sacian. De esta manera se asegura la supervivencia de la fuerza de trabajo y los niños que sobrepasan cierta edad, alrededor de los 5 o 6 años, son los más fuertes, preparados para soportar todas las penurias que les deparará el futuro. Para nosotros se hacía duro, casi incomprensible, y a punto estuvimos de poner el grito en el cielo, acostumbrados de niños a ser siempre los más cuidados, mimados, los primeros en comer. Sin embargo, si siguiesen nuestros consejos, los adultos no tendrían la fuerza suficiente para seguir trabajando, lo cual disminuiría progresivamente la comida familiar. Por otro lado, es duro decirlo, alimentarían a niños que posiblemente morirán igualmente en poco tiempo. El resultado final sería mayor número de muertes por desnutrición. Así está el mundo, mientras en un lado rebosan los platos, tiramos comida, nos empachamos, en otros muchos países hay personas (tan humanos como los otros) que tienen que luchar por sobrevivir, repartiéndose lo poco que hay de la manera más eficiente posible para poder seguir viviendo. Por suerte ese día los adultos dejaron parte de bul para los pequeños, algunos comieron tímidamente, otros, demostrando más orgullo personal que falta de apetito, no quisieron.

Al día siguiente, acompañamos a Bety y a Juanita a un “asunto diplomático”, había que ir a dar el pésame al jefe gulay, el aniversario de la muerte de su padre había coincidido con el fallecimiento hace unos días de uno de sus hermanos. Para nosotros supuso una oportunidad increíble, conocer al líder de una etnia. Llegamos a usa casa, una gran casa de ladrillo, a los alrededores se amontaba personas de todo tipo, muchos de ellos con una camiseta con la foto del padre. El anfitrión para agradecer la asistencia de todos, les da de comer, por lo que es habitual que estos encuentros sean multitudinarios. Además, el no asistir puede suponer graves problemas sociales y dar a entender que has tenido algún tipo de relación con la muerte de la persona.

Tras hablar con los distintos guardianes, salió a recibirnos una persona (su asistente o algo parecido) que nos acomodó en un gran salón, con sillones de cuero blanco, suelos con mosaicos de colores y muebles increíbles. Las paredes estaban llenas de fotos enmarcadas, del presidente del Tchad, del ejército y de visitas de políticos nassaras. Nos llamó la atención lo oscuro que estaba todo. Al poco rato salió el jefe, un hombre de gran talla, vestido de blanco hasta los pies. Compartidos unas palabras intranscendentales, unos apretones de manos y fuimos a dar el pésame a la segunda personalidad, Madame Virgo, hermana del fallecido y del actual jefe, que ocupa un importante cargo en Mondou, capital económica del Tchad. Se alojaba en una casa distinta, también rodeada de personas que bailaban, cantaban y bebían alrededor del gran árbol de la entrada. Estaba en una gran silla, acorde con sus desproporcionadas dimensiones (aquí la obesidad es signo de riqueza, muestra que puedes comer, y cuanto más rellena más deseada es la mujer) elevada sobre un bordillo de cemento y rodeada de mujeres sentadas a ras de suelo sobre esterillas de paja, que le hacían todo tipo de reverencias y halagos. Nos permitieron sentarnos frente a ella, en sillas, y darle el pésame de frente, cosa impensable para el resto, que se amontonaban a los lados o detrás de su “trono”. Con un torrente de voz atronador nos dio mil y una veces las gracias por nuestra visita.

Aquella noche, Juanita se puso al mando de la parrilla y empezó a asar un montón de filetes que habías cortado y macerado por la tarde. Hicimos una gran cena, hacía tiempo que no le hincábamos el diente a un filete ¡qué maravilla! Carne, bollos, pasteles… Al terminar nos pusimos alrededor del ordenador para ver una película que a ellas les tocaba especialmente “Caminantes”. “Hay muchas y diferentes formas. Se puede caminar mirando al cielo, hay quienes caminan haciendo equilibrio, otros dando saltos,(…) se puede también caminar como el caracol, despacio, pero que sabe que lo importante es caminar.”

Hospital St. Michel

La primera visión cuando llegas un hospital, que ya os hemos descrito en alguna ocasión, es impactante. Mucha gente sentada en una gran explanada bajo la sombra de los árboles, son los familiares de los enfermos que, durante todo el periodo de su estancia, viven allí, cocinándoles y dándoles todo el cariño posible, quedándose hasta más de cuatro meses viviendo ahí. Ya os comentamos la importancia del hospital en la ciudad y la zona del alrededor, se decidió esa ubicación por la escasez de recursos sanitarios, y son muchas las personas que se desplazan hasta Donomanga durante muchos kilómetros. Hasta allí llegan numerosos “bororós”, una etnia nómada que recorre los caminos en caravanas sentados sobre sus burros, las mujeres, de tremenda belleza, tienen obsesión por la decoración corporal, pendientes, collares, tintes, vestidos preciosos…

El hospital se inauguró hace tres años. Tiene una gran extensión de terreno y varias construcciones: pabellón de oficinas y gerencia, consultas, quirófano, enfermedades contagiosas, medicina general y cirugía, maternidad y pediatría. Cuentan con una plantilla de 37 trabajadores: 1 médico, 1 matrona, 11 enfermeras, 8 auxiliares de sala, además de personal de mantenimiento, lavandería, chófer, guardianes, etc. La capacidad oficial de hospitalización es de 85 camas, aunque muchas veces son cerca de 100 pacientes los que se encuentran y deben de recurrir a esterillas para poder atender a todos ellos.

Visitamos una a una las diferentes salas, con la compañía de Silvia, Aurelia, Eve… (perdonad pero en este momento no nos acordamos de los nombres de todas) las hermanas que trabajan ahí, haciendo más de médicos que de enfermeras. De hecho uno de los principales problemas es precisamente la escasez de médicos. El actual, que además tiene que hacerse cargo de la cirugía, es del Estado chadiano y, según nos contaban, es muy buen médico pero habitualmente desbordado por gran número de pacientes. A menudo cuentan con la ayuda de médicos extranjeros que vienen a pasar una temporada o a centrarse en patologías concretas, como es el caso de los oftalmólogos zaragozanos de IluminaÁfrica.

La mayoría de los chadianos recurren a la medicina tradicional para curarse de sus enfermedades, incluso a la brujería, por lo que la gran parte de los pacientes que acuden al hospital son casos bastante graves que los “métodos caseros” no han podido solucionar, incluso hay personas que llegan con graves consecuencias debido a estos tratamientos. Es relativamente fácil encontrar medicamentos en los mercados, pero más probable aún es que no estén debidamente conservados, haciendo cierta más que nunca la expresión “peor el remedio que la enfermedad”.

La visitita comenzó en el pabellón de medicina general y cirugía, donde hay 3 grandes habitaciones, con unas diez camas en cada una de ellas, casi todas estaban ocupadas. Entrábamos, saludábamos y ellos nos respondían con un sutil gesto con caras de agradecimiento, pensando que por el hecho de ser nassara éramos médicos que veníamos a ayudar.

Uno de los momentos más duros de la mañana fue la entrada en maternidad y pediatría, en las distintas camas estaban tumbados las mamás junto a sus niños, sin separarse en ningún momento de ellos, unos dormían y otros no paraban de llorar. Muchos de los casos son por desnutrición, paludismo, meningitis, incluso muchos con graves fracturas por caídas de las copas de los árboles para ir en busca de los mangos. El cuidado de las enfermeras es continuo y además transmiten una ternura y entereza que nos dejó impresionados. Desgraciadamente a pesar de que muchas de las enfermedades que padecen tienen ya una vacuna de prevención, muchos de los casos la ignoran por la falta de información estatal sobre la importancia de éstas y otras veces es por la escasez de campañas sobretodo en las zonas más aisladas y marginales, por lo que muchos de los niños de estas zonas no tienen acceso a los pocos recursos sanitarios existentes.

El último de los pabellones era el de enfermedades contagiosas, donde se encuentran los enfermos de tuberculosis, en una habitación estaban los hombres, en otra las mujeres y niños y en otra los pacientes que se han hecho la prueba una vez y están a la espera de los resultados de la segunda para saber si deberán quedarse los dos meses que tienen que estar en el hospital hasta superar la fase contagiosa de la enfermedad. Nos comentaron que hacían falta camas para esta sala, que contaban sólo con 18 y que en ese momento había 20 enfermos.

Otro de los aspectos que nos pareció importante fue el hecho de hacer pagar a los pacientes. El pago es mínimo, por ejemplo, 18.000 francos (unos 25 euros) por cirugía y todos los cuidados y curas posteriores tanto tiempo como sea necesario, pero es absolutamente imprescindible. No solo para combatir el concepto de dependencia y ayuda, que no entraremos a debatir en este momento para no hacer la crónica todavía más larga, sobre todo para que se valore el servicio y no se produzca un abuso por parte de la población acudiendo cuando no es necesario colapsando las instalaciones.

A pesar de todas las dificultades con las que trabajan, el hospital funciona muy bien y el trabajo es excelente, y ello es posible gracias a la financiación exterior y al trabajo continuo de todos los que están allí. Las hermanas viven en el recinto del hospital, pendientes 24 horas de cualquier urgencia que pueda surgir. La gente está muy agradecida y contenta con el hospital, importantísimo para la población de Donomanga y de alrededores.

La escuela de Donomanga: ECA Juan Bosco

La escuela de Donomanga fue otro de los proyectos que tuvimos la oportunidad de visitar. Fue creada en 2001, comenzando con unas simples estructuras de paja, tal y como son aquí las escuelas. Con mucho esfuerzo, gracias a donaciones privadas y ayudas de ONG’s se ha ido mejorando poco a poco y, a día de hoy cuentan con construcciones decentes, que acogen a 325 alumnos repartidos en 6 cursos de primaria y uno de preescolar. Cuentan con 7 profesores y una directora, actualmente es María y dentro de unos meses lo será Bety. El funcionamiento general es similar al de otras escuelas que ya hemos comentado, como la Escuela Esperanza de Kelo (financiada por ADANE): aceptación de cualquier tipo de creencia religiosa o etnia y pago de matrícula, más bien simbólica, para el propio mantenimiento de la escuela. Aquí cabría de nuevo el debate de ayuda humanitaria, dependencia, etc, pero es importante que la gente participe con los proyectos, que no sean regalos sin más. También es cierto que, por muy pequeño que sea el pago, se puede producir la exclusión de los sectores más pobres dentro de los pobres. Por ello, desde las Cajas de Ahorro y Crédito, entre los distintas modalidades de crédito, estamos preparando el crédito escolar, que incidirá notablemente en el acceso a la educación de todos los niños.

No solo se centran en aspectos de la educación convencional, también en cuestiones sociales, como lavado de alimentos, higiene, cuidado personal, alimentación…Ya sabemos todos la importancia de la educación. Además se ha construido un pozo de agua, se está preparando el terreno para unas pequeñas huertas y se ha puesto en marcha un proyecto de una importancia crucial.

Hemos hablado en varias ocasiones de la dificultad de movilidad que existe. Los niños de varias aldeas de alrededor caminan muchos kilómetros muy temprano por la mañana para llegar a la escuela, algunos más de 10. Salen de casa muy temprano para poder llegar puntuales a las clases, que comienzan a las 7 de la mañana, con un desgaste físico importante. Por ello se puso en marcha un proyecto de desayunos, que no solo les repone del esfuerzo, sino que complementa su deficiente alimentación habitual. El desayuno consiste en una especie de papilla de varios cereales, cacahuetes…y un día a la semana de leche con arroz. Es financiada en la mayor parte por la ONG Donomanga, pero los padres también contribuyen aportando cereal. El resultado ha sido una mejora importante en la salud de los niños y en el ambiente escolar.

Sin embargo, se enfrentan a un problema importante y nos han pedido ayuda. Como hemos dicho la escuela ha sido construida poco a poco, a partir de pequeñas ayudas, y ha día de hoy falta la construcción de un muro que cierre el recinto. A partir de la construcción del pozo y la puesta en marcha del sistema de desayunos son muchas las personas que entran en la escuela para coger agua y comida, quitándosela a los niños. Lógicamente, es imposible dar de comer a todos, y el proyecto está centrado en los alumnos. Las aportaciones de los padres y las ayudas recibidas no son suficientes todavía para construir el muro, se tarda mucho en recaudar el dinero necesario (es increíble lo barato que es el terreno en Tchad y lo caro que es la construcción, sobre todo por los costes de importación de materiales) y la necesidad es urgente. Por eso, utilizando esta plataforma, queremos animar, una vez más, a participar en estos proyectos, que hemos conocido de primera mano.

¡Ayudanos a construir el muro!

jueves, 16 de abril de 2009

Kelo y el proyecto de alfabetización

Las vacaciones comenzaron en Kelo, junto a Carlos, cinco días intensos y muy productivos en los que, además de trabajar, pudimos conocer nuevos proyectos, nueva gente y experiencias que contar. Ya os habíamos comentado que Kelo es una ciudad con mucho movimiento, de coches, personas y comerciantes que van de aquí para allá, nada que ver con Laï, que a pesar de ser la capital de la región es una ciudad muy tranquila. Por eso nuestra llegada a Kelo siempre nos resulta impactante, sobre todo cuando pasamos por la enorme calle del comercio llena de actividad y ambiente.

Vivir con Carlos es como estar en familia, como en casa. Además los días con él pasan volando, siempre tiene una historia, un chiste, una anécdota que contar, incluso una regañina cuando decimos algún disparate. Todos estos días el calor húmedo hacía insoportable las horas metidos en casa, por lo que las cenas y las horas de charleta las pasamos bajo la luz de luna, como dirían en Andalucía, tomando la fresca.

Han comenzado a caer los primeros chaparrones y el calor se hace cada vez más húmedo, parece que la estación de lluvias se adelanta, la temperatura disminuye ligeramente pero la sensación es mucho peor. Desde muy temprano empiezas a sentir como se te pega la ropa, el sudor es constante, trabajas, comes y duermes mojado, te duchas y cuando sales del baño quieres volver a ducharte otra vez, y así todos los días, por lo que un momento de brisa por la noche se agradece, dormimos mucho mejor.

Unos días antes de venir nos enteramos que Hubert, animador de la BELACD de Kelo y una de las primeras personas que conocimos nada más aterrizar en Chad, del que ya hemos hablado en alguna otra ocasión, había perdido a su hija, de dos años, la de la foto. Nosotros la conocimos en nuestra visita anterior a Kelo, cuando su mujer vino junto a la pequeña a casa de Carlos a darnos la bul, el famoso plato nacional, que nos había preparado. Además él se sentía muy cercano a su hija, estaba encantado, la cuidaba y la daba mucho cariño. Desgraciadamente esto es bastante habitual, diariamente nos enteramos de casos similares pero cuando conoces a la persona se hace más duro de asimilar. Aprovechando que estaríamos unos días por allí, queríamos dar el pésame a la familia, y aunque nos costó encontrarle porque aún estaba atendiendo a todas las personas que, desde muchas ciudades, se habían desplazado a mostrar sus condolencias. Ya os hemos comentado la importancia social de los funerales, cada vez que muere alguien la casa se llena de gente, mucha gente, que pasan la noche o incluso varios días, comiendo, bebiendo, cantando y durmiendo juntos.

Ese mismo día se acercó a buscarnos para invitarnos a su casa, nosotros sin pensarlo nos fuimos andando con él bajo el sol abrasador del medio día, el camino fue interminable. Cuando llegamos a su casa, aún había familiares y amigos, saludamos a todos y le dimos las condolencias a su mujer, que aún se la veía muy afectada. Cuando vas a casa de algún chadiano siempre te ofrecen algo de beber y comer aunque no tengan nada para ellos. Esta vez fue té y una especie de bolitas de color grisáceo llamadas bullet. Nos explicaron que estaban hechas de pescado, pero una cosa es estar hecho de pescado y otra cosa es que esté el pescado entero triturado. Ante la incertidumbre de qué era exactamente lo que nos ofrecían, y tras decir varias veces que “no gracias”, nos comimos una entre los dos. No vamos a contar exactamente lo que nos encontramos en la boca, por ejemplo un ojo, y lo que fuimos escupiendo disimuladamente, pero os podéis hacer a la idea.

Otra de las visitas obligadas cuando vas a Kelo es Vitoren, que también fue de los primeros chadianos que conocimos. Nos invitó a comer a su casa, la primera que visitamos hace ya tres meses y donde probamos la bili-bili por primera vez, alguno os acordareis de esa crónica. Vitoren es una persona encantadora, inteligente, amable y siempre abre su casa a las visitas extranjeras, más de uno de los que nos leéis habitualmente habéis estado en ella. Es cocinero de profesión y, además de la obligatoria bull, nos preparó comida para nassaras así que comimos de maravilla. Allí estaba toda su familia, su mujer y sus cinco hijos, asombrados por nuestra llegada, además de los cuatro hijos de su hermano que estaba de viaje, y de los que se tenía que hacer cargo durante un tiempo, imaginaros lo que puede suponer para una familia que depende de un pequeño sueldo cuatro bocas más que alimentar.

Estábamos sentados en la mesa, nosotros, el anfitrión y su hija pequeña, a la que no pudimos evitar fotografiar, mientras el resto se asomaba tímidamente esperando algo. “También quieren fotos”, nos dijo, les dijimos que se acercasen y en unos segundos estábamos rodeados de niños posando para ser retratados.

Tras la buena comida fuimos juntos al mercado, también con Monique, compañera de trabajo de Victoren, para comprar algunas telas que, acompañados de nativos, nos saldrían a mejor precio que de costumbre. Kelo es una ciudad muy comercial (de hecho hemos constatado que en la CECI de allí quienes más depósitos tienen son los comerciantes, cuando lo habitual es que sean los funcionarios) por lo que el mercado tiene una actividad increíble. Ya os descrito en alguna ocasión las sensaciones que uno percibe en los mercados, olores, colores, bullicio, miradas, basura acumulada…pues imaginaros todo eso pero multiplicado. Callejones laberínticos que giran a lado y a otro, cubiertos por techos de paja que apenas dejan pasar la luz. Muchos más productos en que en Laï y telas, muchas telas. El comercio suele estar en manos de musulmanes, especialmente el textil, así que tuvimos que hacer uso de nuestros escasos conocimientos de árabe para negociar un buen precio, con la necesaria ayuda de Monique y Victoren.

Estamos cansados después de tanto andar, cansancio que se potencia con el calor. Paramos un rato a tomarnos algo, cuando nos llamó Souzanne, una congoleña que trabaja con Mari Ángeles (a la que también os hemos presentado ya, que se dedica sobre todo al seguimiento y curación de casos de sida) para llevarnos a la Escuela de Albetización St. Cyrille, que es el proyecto que os queríamos contar hoy.

Escuela Alfabetización St. Cyrille

El proyecto tiene como principal eje de actuación la mujer. Nace en 2005, por petición de grupos de mujeres que querían cambiar su situación, especialmente educativa. Hace semanas os contamos la situación de la mujer en la sociedad chadiana que, al igual que otros muchos países, constituye poco más que un medio de dar felicidad al hombre. Esta considerada con un medio de satisfacción para su marido, de la que ella no participa al haber sufrido la incisión o en peores casos la ablación, además de una fuente de ingresos, primero para su propio padre, que recibe la dote cuando su hija se casa.

El sistema educacional favorece al hijo varón, mientras que la vida de la niña está dedicada a ayudar en casa, cuidar de sus hermanos y cuando llega el momento de casarse, someterse a su marido. En los últimos años, afortunadamente, se está produciendo un ligero cambio y algunos padres comienzan a mandar a sus hijas a la escuela. Sin embargo, difícilmente llegan a terminar los estudios, la edad de matrimonio suele ser a partir de los 12 años, siendo los padres quienes a menudo la empujan a hacerlo.

Por otro lado, los desplazamientos aquí siempre son difíciles y la carencia de escuelas en muchos pueblos, obliga a moverse muchos kilómetros, casi siempre a pie o bicicleta, y a la vuelta tienen que seguir con sus tareas domésticas.

También hay una costumbre extendida y aceptada en muchas tribus chadianas conocida como “el rapto”, en la que el chico junto con sus amigos se llevan por la fuerza a la chica, esperándola en una calle o camino, para que se case con ella.

En este contexto, surge este proyecto, con diversos objetivos. El primero es dar educación básica a las mujeres sacándolas del analfabetismo, con todos los beneficios que ello conlleva, además de dándole la posibilidad a las más jóvenes de continuar hacia estudios superiores. Con ello pueden acceder a una mejora de ingresos, reduciendo la dependencia económica hacia los hombres, además de permitirle mejorar en sus negocios actuales. Por otro lado el centro se ha constituido como un lugar de lucha por los derechos de la mujer, dónde ellas encuentran apoyo y compañeras que están en su misma situación, creándose “líderes sociales” que, con su experiencia, empujan a otras a luchar por un cambio. Además de la alfabetización, está pensado un curso que abarca aspectos sociales, sanitarios, mejoras alimenticias, cuidado de niños, etc.

En proyecto no solo cubre aspectos educativos y sociales, también económicos. Con el objetivo de pagar profesores, instalaciones y mejorar los ingresos de la mujer, se ha constituido una pequeña agrupación de comercio, que ha comenzado con la actividad textil, a partir de la confección de diferentes piezas y su posterior venta. Con ello no solo se busca mejorar sus ingresos, sino también, disminuir la dependencia económica del proyecto con las subvenciones exteriores, de las que actualmente carece.

En el curso 2006-2007 se inició con 32 mujeres, que aumentaron a 56 en el año siguiente y alcanzan las 64 a día de hoy. La sorpresa fue cuando cuatro hombres musulmanes pidieron unirse, al haber sobrepasado la edad para estudiar por los medios habituales y querer hacerlo. Se pensó que podía ser beneficioso que estudiaran junto a ellas, rompiendo los prejuicios sociales y ayudando a la lucha contra la discriminación de la mujer. La experiencia ha resultado ser un éxito.

Actualmente están constituidos tres grupos de tres niveles diferentes, con una profesora, dos profesores y una coordinadora, pero se necesita un cuarto nivel, en el que incluir los aspectos más sociales de economía doméstica, nutrición, sanidad… La coordinadora, Monique, madre de 10 hijos, constituye un muy buen ejemplo.

No obstante existen problemas que dificultan el cumplimiento de los objetivos. El más importante de ellos es que la mujer, realiza otras actividades económicas además del propio cuidado de la familia, por lo que a veces no se produce la regularidad de asistencia necesaria. Para ello se constituyó un sistema de retribución, a partir del desarrollo de la actividad comercial, que sirve de estímulo para continuar y les permite reducir otras labores. Además, se necesitan materiales específicos, orientados al aprendizaje de adultos.

Por el momento no disponen de instalaciones propias y hacen uso de las aulas del Colegio Esperanza, financiado en parte por ADANE y el Gobierno de Cantabria, por las tardes. El objetivo a largo plazo es construir aulas, algún dormitorio para aquellas que más tengan que desplazarse, sala de estudio y comedor. Pero por el momento, el coste del proyecto, considerando el pago de coordinadora, profesores, máquinas de costura y materiales, no alcanza los 3.000 euros. Ya sabéis, cualquiera que esté interesado en colaborar, solo tiene que decirlo.

Próxima crónica: Donomanga y el Hospital Saint Michel.

jueves, 9 de abril de 2009

Cerrado por vacaciones

Estos últimos días hemos estado en Kelo con el fin de trabajar en la Caja de allí y pasar unos días con Carlos. Han sido muy intensos y provechosos, no hemos parado de hacer cosas y de vivir nuevas experiencias que nos han permitido tener una visión aún más enriquecedora de la vida aquí. Gracias a Carlos y la gente que le rodea, hemos podido conocer nuevos proyectos, trabajos y personas, como el programa de alfabetización de mujeres, que ya os contaremos con más detenimiento en las próximas crónicas.

Hoy nos vamos a Donomanga a pasar unos días de descanso junto Betty y Juanita que no viene nada mal. También aprovecharemos para visitar el hospital y contaros todo lo que veamos por ahí. Alli no hay conexión a internet ni telefónica, asi que no tenemos más remedio que cerrar el chiringuito.

Nos vemos despúes de vacaciones, con nuevas experiencias, crónicas y fotos.

Bon repos!! Bonnes vacances!! Bisses